Robinson García Heredia – Poemas

Es de mi agrado presentarles una colección especial de poemas cristianos, los que encuentres en esta página son más que composiciones literarias, si no expresiones de un alma cautivada por su Dios. Se abarcan temas de amor, fe, redención, perseverancia, esperanza, entre otros muy fundamentales en la experiencia cristiana del día a día. Cada poema presenta un texto bíblico que inspiran los versos, los mismos que apuntan a la palabra de Dios, pues el objetivo de estos es llevarnos a reflexionar en las palabras vivas del gran maestro.
Las palabras aquí escritas, buscan ser un consuelo en momentos difíciles, una esperanza en el desespero, una inspiración en momentos de duda y alegría en momentos de regocijo; todo ello apuntando a la palabra vida de Dios.
Que el presente contenido de poemas sea una fuente de consuelo y fortaleza en Jesucristo. A medida que te sumerjas en estas páginas, que encuentres inspiración para abrazar las promesas de Dios, sus bendiciones, sus divinos mandatos, su gran amor, entre otros, que te conecten con el cielo e inspiren tu vida cristiana.
Con gratitud por poder compartir estas palabras contigo, te invito a explorarlos cada día del año, con una mente abierta al mensaje y dispuesto a la reflexión. Así mismo, a orar, leer los textos bíblicos y posteriormente los versos.

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión, ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del autor.

Las aves del cielo alaban a Dios

(Mateo 6:26 Reina-Valera 1960)

Hoy las aves madrugaron
fueron a recoger su alimento
van felices aunque no sembraron
pero seguras de su sustento

Viven el día a día
ni fastidiadas ni agitadas,
siempre cantan con alegría
por cuanto son amadas

En un nido pequeño viven
sin lujos ni riqueza ostentosa
aunque hermoso plumaje exhiben
no buscan la fama gloriosa

De las aves quiero aprender
a temprano despertar
yo para mi biblia leer
y ellas para al creador alabar

Y aprender este comportamiento
que aun sin alimento, confiar
ya que teniendo para el momento
ellas no presentan rechinar

Si ellas al cuidado de Dios están
y por doquiera son protegidas
cuanto más los humanos lo serán
con oraciones respondidas

Muerte y resurrección

(Juan 19, 20 y 21)

Día uno del descenso
Día dos del suspenso
Día tres, el más tenso
.
.
.
El maestro yacía muerto
En la tumba cubierto
Sin vida, su cuerpo, puesto

Días de cierto, que el mundo vivió; antes de muerto en la cruz
¡Exclamó!:
-Perdónalos

Él era solo amor, ¡Mi salvador! ¡Qué dolor! ¡Por favor!
¡Gracias señor!
-Lloro

Yo debía perecer, caer, rodar, llorar, mis espaldas sudar
¡Por pecar!
-Perdón

¿Cómo podría el mundo pagar?
No se podrá, sacrificio tal
¿Cómo devolver al Señor?
No podemos, soy deudor

La paga del pecado, es la muerte
el sacrificio de Jesús, ¡la vida!
Mi vida, precaria y caída
necesitaba tenerte, ¡Hazme fuerte!

Decía Tomás aquel día:
¡Si mi dedo en su herida no metía!
¡No creería, no creería!
¿Cómo podía? ¿Cómo podía?
Aquel hombre, aquel día

La fe le faltó para ver al Señor
para contemplar por fe,
creer en su Dios,
ver con ojos cerrados,
“Los ojos del corazón”

Al pagar el precio del pecado
venció el poder de la muerte,
al resucitar fue confirmado
que Dios podía tenerte

¡Alégrate cristiano!
¡Gózate en el Señor!
Que ha llegado el perdón
para el pobre pecador

¡Gracia Señor!

Cuando Dios me salve

(Salmo 62:1-2)

Cuando Dios me salve, lloraré
mis rodillas caerán al suelo y mis ojos al cielo
Cuando Dios me salve, reiré
mis manos tocarán a Jesús y me dará consuelo

Cuando Dios me salvé, amaré
pues me dio salvación inmerecida
Cuando Dios me salvé, gozaré
pues le dio paz a mi vida

Cuando Dios me salve, lo veré
con amor, fe y perdón
Cuando Dios me salve, lo querré
con ternura, paz y don

Cuando Dios me salve, cantaré
alabaré su gran nombre
Cuando Dios me salve, feliz seré
amó Él al hombre pecador pobre

Todo eso y más haré
cuando Dios me salve
y me lleve al cielo
mi consuelo
mi amor eterno
mi fortaleza
mi escudo, paz y anhelo

Y este verso recordaré, allá en el cielo
Y lloraré, porque lo que ahora es un sueño
será mi más dulce consuelo
¡Allá en el cielo! ¡Allá en el cielo!

Seguro estoy de ello
no por mérito mío
ni respuesta cautelosa
si no por salvación dada por Jesucristo mi salvador


Te quiero

Te quiero porque oraste por verme
aun cuando parecía imposible
Agradezco a Dios por traerme
y hacer realidad lo inconcebible

Te quiero porque fuiste un regalo del cielo
un regalo que siempre agradeceré
Te quiero y conquistarte ha sido mi anhelo
ahora que te tengo no te perderé

Te quiero para compartir momentos
momentos donde seré un caballero
Te quiero para reír sin argumentos
y darte mi amor verdadero

Te quiero llevar de la mano por el parque
y encontrarnos con begonias y rosas
Que haya jazmines y que las arranque
para ponerlas en tus manos preciosas

Te quiero como compañera de viaje
para ir al parque a observar una estrella
Pero tranquila, yo pago el pasaje
mi mejor paga es observar a la más bella

Te quiero para entrar a la iglesia
sosteniendo tu mano en el ingreso
Y que nos miren siempre con inocencia
y que dejemos nuestro amor bien impreso

Te quiero por tus cualidades
que son muchas y largas de contar
He visto y grandes son tus bondades
que a todas las quiero fomentar

Te quiero porque he visto tus ojitos
marroncitos y bajo el sol aún más
Son quienes han inspirado mis escritos
aquellos que siempre tendrás


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